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Ni el aburrimiento ni la solemnidad que envuelven a los conciertos de música medieval son propios de la época en que nacieron. Frescura, espontaneidad y vino son características de aquellos músicos de la Edad Media, que una vez que acaban su actuación "seria" se retiraban a reponer fuerzas a las cocinas y a las tabernas y a cambio de vino y bocados les exigían tocar las piezas más divertidas y populares, que en los elegantes salones no podían tocar.
La danza y la música andalusí alcanzó un gran esplendor en fiestas y conmemoraciones privadas en el interior de los palacios a las que sólo tenían acceso príncipes y reyes. Nada mejor para clausurar el Festival de Teatro.