Se cumplen ahora 500 años de la publicación de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, aunque en realidad todo el
mundo la conoce como La Celestina. Es la obra más importante del teatro español de la Edad Media y el
Renacimiento. Está considerada como fundamental en la literatura universal; y dentro de la literatura española, la
segunda después del Quijote. Ha sido sin duda una de las obras más representadas en nuestro Festival en estos diez
años.
Del autor, Fernando de Rojas, se sabe muy poco ya que ni siquiera firmó la obra, gracias a los versos acrósticos del
principio se puede averiguar su nombre y su origen. Su ascendencia judía, lo atrevido de su obra y el miedo a la
Inquisición sea tal vez la razón que justifiquen su deseo de no ser descubierto, en unos tiempos que no eran
ciertamente muy propicios para ciertos libertinajes contenidos en la obra. Nació en Puebla de Montalban en 1476.
Estudio leyes en Salamanca y era poseedor de una gran cultura literaria que explica en parte los conocimientos tan
extraordinarios que encierra La Celestina. Murió en Talavera de la Reina en 1541, donde ejerció de abogado e incluso
de Alcalde. Sólo escribió esta obra que ya entonces obtuvo un gran éxito como lo demuestran el elevado número de
ediciones y traducciones que de ella se hicieron y la descendencia directa e indirecta que ha tenido. Ha gozado a lo
largo de estos años de los elogios más entusiastas, entre los que destacan el de Menéndez Pelayo, considerándola
"la mejor de toda la literatura medieval y precursora del espíritu renacentista". Juan Goytisolo, gran experto y
admirador de la obra ha dicho que "es la obra más violenta y audaz de la literatura".
La Celestina es un verdadero monumento literario lleno de sentimientos y pasiones sorprendentemente humanos. Son
de notar su universalidad y su actualidad a pesar de los tiempos oscuros en que se escribió. Celestina hace del amor
y de las pasiones humanas razón de su subsistencia. El amor, que ella no disfruta, es fuente de placer y de gozo,
muy alejado del ascetismo medieval. Pero si el placer es fuente de gozo, lo es también de dolor. Los personajes
están dominados por sus pasiones -lujuria, codicia- y van a sufrir las consecuencias, fundamentalmente la muerte, y
una muerte violenta.
La Celestina es un grito de libertad de un Renacimiento que comenzaba a alarmar a los censores y que supuso un
gran cambio que cristalizaría un siglo más tarde al publicarse El Quijote.
Son muchas las nuevas libertades que se encierran en La Celestina, sorprende por ejemplo la autonomía de los
personajes femeninos. Es raro encontrar una mujer del estilo de Melibea en la literatura de esos tiempos, con esa
independencia para regir su vida y su muerte; es un personaje de una enorme grandeza literaria. Durante esta época
comienza el auge de las ciudades en Europa y La Celestina es la primera gran obra urbana de la literatura española.
Transcurre en una ciudad castellana, sin especificar cual pero que pueden ser todas y ninguna. También y al igual que
El Quijote, la Celestina es una obra paródica. En concreto, Rojas critica y se burla de las novelas sentimentales y de
la moda que generaba entre la juventud de su tiempo: el amor cortés. Todas estas licencias que se permitió el autor
no pasaron desapercibidas para los guardianes de la moral de la época, así Fray Antonio de Guevara escribió que La
Celestina era un "libro que es afrenta hasta el nombrarlo, y que debería mandarse por justicia que no se imprimiese, ni
menos que se vendiese, porque su doctrina incita la sensualidad a pecar y relaja el espíritu a bienvivir". Otros como
Cervantes, aunque les gustaba la obra no dejaba de presentarles reparos morales: "obra para mí divina, si encubriera
más lo humano". En 1632 la Inquisición expurgó la obra en unas setenta líneas y posteriormente en 1790, se prohibió
su publicación.
A pesar de su larga extensión está considerada como obra de teatro. Teatro de tiempos en que no había teatros.
Teatro para leer. Todas las representaciones que se llevan a cabo son adaptaciones reducidas ya que su estructura y
extensión hacen imposible su representación integra. Casi pareciera que esta escrita como un guión cinematográfico,
por la superposición en un mismo acto de escenas alejadas unas de otras.
Algunas de las actrices del teatro español que se han metido en la piel de Celestina han sido Amparo Soler Leal. Su
madre Milagros Leal también lo fue, dirigida por Tamayo. Luis Escobar dirigió en 1957 a la actriz Irene López Heredia
con unos jóvenes José María Rodero y María Dolores Pradera como Calisto y Melibea. Irene Gutiérrez Caba se metió
en el papel en una versión de Cela en 1978. Marsillach fue director de escena en una versión para el Ballet Nacional y
también dirigió para teatro a Amparo Rivelles. Fuera de nuestras fronteras Jeanne Moreau mostró su versión en el
Festival de Aviñón. En el Festival de Cáceres veremos a dos Celestinas muy diferentes; una más clásica y conocida:
Nati Mistral y otra más moderna y cabaretera: Belen Dadá del grupo Labotika.
Terminamos con unos de los sabios refranes que contiene esta joya de la literatura universal que es La Celestina:
"haz lo que yo bien diga y no lo que yo mal haga"
¡Felices 500 años, Celestina!